La hazaña de Fiona Kolbinger
Es una doctora alemana de 24 años apasionada del ciclismo, sobre todo al de larga distancia, bueno quizás sea mejor decir al de muy larga distancia.
Hace unos días, Kolbinger rompió una nueva barrera al ser la ciclista más rápida de todos los participantes que disputaron la Transcontinental.
Una competición ciclista de más de 4.000 kilómetros, en formato de autosuficiencia y para la que tardó 10 días, 2 horas y 48 minutos.
Kolbinger fue la primera de un total de 264 participantes, 40 eran mujeres.
Era la séptima edición de la Transcontinental y, hasta ahora, nunca había ganado una mujer.
Esta prueba es lo que se llama en el círculo del ciclismo una brevet de muy larga distancia, pero una brevet dura y bajo condiciones muy particulares.
Los ciclistas tienen un punto de salida (este año en Bulgaria) y otro de llegada (Brest, Francia).
Para llegar al destino, cada cual tiene libertad para diseñar la ruta ciclista, aunque antes deben pasar por una serie de puntos obligados durante su recorrido.
Puertos durísimos como el Galibier, entre otros, son de paso obligado, así como el hecho de cruzar al menos por siete países.
En cuanto al formato de autosuficiencia, según la información de la carrera, es muy estricto.
Nada de autocaravanas y furgonetas de asistencia.
Deben viajar con lo puesto y buscarse alojamiento sobre la marcha.
La organización mantiene controlados a los participantes a través del GPS, además, entre ellos también tienen información de por donde anda el resto de los participantes.
La hazaña de Kolbinger es aún mayor si se atiende a que es la primera vez que participaba en una carrera ciclista de este tipo, donde la experiencia es un factor muy importante.
La ciclista explicaba así en que se basó su inesperado éxito:
“Creo que la clave de mi éxito fue que mis paradas fueron muy cortas. No paraba en los restaurantes para no perder tiempo, solo comía en los supermercados y en las gasolineras.He sido muy organizada con mis paradas”.
Muy organizada, sin duda, pero también con muy buena piernas.
¡Felicidades, Fiona!
