En el proceso de aprendizaje de un niño que se inicia en el ciclismo, la salida a la carretera ocupa una de las últimas fases. Antes de eso es importante que el niño empiece a dominar la bicicleta. Para eso se disponen circuitos de técnica y habilidad. Después se entrena en pista o velódromo –en aquellos lugares donde haya-, y posteriormente se pueden hacer salidas en montaña, donde el tráfico es casi inexistente y el propio trazado se presta a mejorar la técnica y el control de la máquina.
Pero a partir de los 12 años ya empieza a ser buena edad para realizar las primeras salidas por asfalto. Deben ser, obviamente, salidas en grupo acompañado de mayores para que el aprendiz empiece por la primera lección, que es perder el miedo al tráfico rodado. Para eso hay que dejarle bien claro cuál es su espacio en la carretera, siempre a la derecha pegado a la línea blanca, o en el arcén si éste existe.
Es bueno que las primeras salidas se realicen con zapatillas deportivas normales, y no las botas de ciclista que van sujetas con calas. En otra entrada explicaremos su funcionamiento, porque suele ser normal que las primeras veces que los aprendices se calzan las botas acaben dando con sus huesos en el suelo. Una vez que coja confianza y haya aprendido a usar las calas en un terreno neutro las podrá incorporar a sus salidas en carretera.
Se recomienda que, en estos primeros días, el niño vaya inserto en un grupo grande, de forma que se vea en el centro del mismo. O, como mínimo, de dos personas: una delante y otra detrás. Esto tiene una doble función. La primera, que el pequeño vaya protegido por ambas partes y siempre haya alguien vigilando sus movimientos y tratando de quitarle el mayor peligro posible. La segunda, no menos importante, que aprenda desde primera hora a perder el miedo de ir a rueda. Mientras antes lo haga más sencillo le resultará. Los beneficios de ir a rueda no sólo son de pura economía energética, sino que también aumenta la visibilidad de los ciclistas ante el resto de vehículos de la carretera
En caso de ir en grupos más grandes
Lo ideal es que el niño tenga gente a los cuatro lados, de esa forma también ganará confianza y se familiarizará con la marcha en grupo. Es importante tener en cuenta que, a estas edades, la forma de dar los primeros pasos puede determinar el camino, por lo que estas primeras enseñanzas deben aplicarse de forma correcta.