Tarde o temprano, los aficionados al ciclismo de montaña se enfrentan a este dilema. ¿Uso el binomio cámara o cubierta, o mejor me paso al tubeless?
Lo habitual es que el ciclista que llega al ciclismo de montaña se inicie usando una cubierta convencional con cámara de aire. Esto es así porque generalmente las bicis de gama más económicas montan este tipo de neumáticos. También, como veremos, las ruedas para tubeless son más caras, con lo cual no suelen ir equipadas en las bicis económicas.
Sin embargo, y una vez superada la primera fase de iniciación al BTT, es muy probable que el ciclista se plantee el pasar al sistema tubeless. Además, verá que otros compañeros equipados con bicis de gama superior suelen usar este sistema antipinchazos.
De todos modos, la razón es muy sencilla: con el tubeless el riesgo de pinchar se reduce muchísimo. Además, se puede rodar con presiones de inflado mucho más bajos, lo cual favorece a la comodidad de la bici y al agarre de la misma en terrenos complicados.
Recomendamos el uso del tubeless, pero con matices:
- Para empezar, el tubeless no es un sistema válido para cualquier aficionado. Hay que valorar su nivel y asiduidad de salidas. Si se usa la bici una o dos veces al mes, únicamente para rodar por terreno muy llano y sin dificultades técnicas; entonces no es necesario cambiar. El tubeless supone una inversión –cubiertas más caras, ruedas más caras, líquido antipinchazos– que hay que rentabilizar haciendo kilómetros. Si no es nuestro caso, podemos permitirnos el lujo de pinchar una vez al mes.
- El tubeless evita en gran parte el riesgo de pinchazos, pero no es la panacea. El líquido se puede secar al cabo de algunos meses y perder eficacia. Además, precisamente el hecho de que apenas se pinche, hace que muchos se olviden de cambiar de neumático, lo cual obviamente no es ideal. Cada temporada (en función claro de los kilómetros acumulados) es bueno cambiar de cubiertas, volver a poner líquidos y revisar que la rueda está en condiciones óptimas. También es bueno cambiar las válvulas de vez en cuando porque suelen estropearse al estar en contacto con la goma de los sellantes.
- Montar un tubeless no es nada complicado. Colocarlo en la rueda no suele ser muy costoso. Lo que sí puede ser complicado es talonar el neumático en la llanta para hacerlo estanco y que el aire no se escape. Después hay que colocar el líquido sellante, cerrar el neumático e inflarlo. Para eso necesitaremos un compresor; o un inflador de pie que haga esa función (últimamente han salido al mercado compresores portátiles). Obviamente, para inflar una cámara no necesitamos nada de eso, con un inflador de mano tendremos suficiente.
- Para sacarle el máximo rendimiento al tubeless hay que estar pendiente de las presiones. Lo ideal sería revisarlas antes de cada salida. Muchos usuarios abusan de meter mucho aire, pero es un error. Se disfruta mucho más del BTT con presiones tirando a bajas, ya que los neumáticos ganan en comodidad y en agarre. Aunque parezca mentira, nuestro cuerpo se cansa menos y la bici se vuelve más estable con las presiones bien ajustadas.
- Pero el principal problema del tubeless es que añade peso. Fácilmente podemos añadir unos 400 gramos en total al pasar de cámaras a tubeless. Por eso, mucho de los ciclistas que compiten lo hacen con cámaras o tubulares, pero ellos asumen el riesgo de pinchar. Existe la posibilidad de montar neumáticos TLR (tubeless ready), a medio camino entre la cubierta convencional y el tubeless. Pero hay que recordar que los milagros no existen. Los TLR pesan menos, es cierto, pero lo hacen restando material al compuesto con lo cual el riesgo a pinchar y el desgaste es mayor.
- Por último, vale la pena señalar que hay varios métodos para convertir una rueda convencional en tubeless. Incluso algunos de esos métodos pueden ser caseros y bastante eficaces. En Youtube hay varios vídeos que explican cómo hacerlo. Esto permitiría usar ruedas convencionales, no estancas y, por tanto más baratas, en ruedas aptas para montar neumáticos tubeless.