El ciclista belga Greg Van Avermaet ya tiene su Monumento ciclista, ni más ni menos que una París-Roubaix. El del BMC se impuso ayer con total autoridad sobre los adoquines franceses, confirmando así que es uno de los grandes clasicómanos del momento. La primavera 2017 de Van Avermaet está siendo sencillamente espectacular, ya que se ha impuesto en la Omloop Het Nieuwsblad, en la E3 Harelbeke y en la Gante Welvegen, y ahora también en la París-Roubaix. Además, ha hecho podio en otras tantas grandes carreras ciclistas de esta primavera.
Y es que la transformación de este corredor en el último año y medio no tiene precedentes. Antes de 2016, Van Avermaet era un corredor con muchos buenos puestos, pero muy pocas victorias ciclistas, entre las que destacaba sobremanera una París-Tours. Desde el año pasado, el belga ha cosechado un palmarés impresionante: una lista de triunfos que incluye etapa y liderato en el Tour de Francia y título olímpico en Río de Janeiro.
Ayer no solo ganó uno de las carreras más difíciles del calendario ciclista, sino que lo hizo con autoridad y demostrando su condición de gran favorito desde los primeros kilómetros. El trazado de este año de la París-Roubaix tenía algunos kilómetros más de adoquines. La carrera empezó a definirse tras el paso por Arenbeg, con Daniel Oss en tareas de gregario de lujo para Van Avermaet. Tras el sector de Mons-en-Pavele, la selección del grupo principal ya dejaba clara dónde estaba la victoria, ya que alí viajaban auténticos favoritos: Stuyven, Moscon, Chavanel, Stybar, Langeveld Degenkolb, Keukelaire, Sagan… Detrás quedaba Tom Boonen, el rey del pavé de los últimos 15 años, quien no pudo culminar su sueño de entrar en el velódromo de Roubaix en el grupo cabecero en esta su última participación.
Un nuevo acelerón de Daniel Oss redujo aún más el grupo cabecero, está vez ya solo quedarían liderando la carrera Moscon, Stybar, Langeveld, Van Avermaet y Stuyven… Sagan hubiera enlazado pero un inoportuno pinchazo (el segundo ayer en Roubaix) le dejó fuera de juego. Oss quemó sus naves para distanciar a un grupo en el que su líder era claro favorito. Cuando se apartó ya solo quedaban dos corredores con un Van Avermaet dominador: Stybar y Lengeveld. El belga del BMC dio la cara en todo momento, tirnado del trío, camino del velódromo de Roubaix. Allí, los tres ciclistas se pararon de tal modo para preparar el esprint final que dieron tiempo a que Moscon enlazara por detrás y les precipitara el esprint. A pesar del lío en la resolución y de que Stybar escogió la trazada buena, Van Avermaet hizo una demostración de fuerza y acabó llevándose el esprint final.
Con esta victoria en Roubaix
Greg Van Avermaet completa una temporada realmente espectacular para un clasicómano. Un año que puede ser histórico si mantiene un nivel de forma similar en lo que queda de campaña.