Cada vez es más habitual que las bicis de mtb cuenten con transmisiones de un solo plato. Esto es algo que ocurre sobre todo con los modelos de gama alta. La progresiva aparición en los últimos años de grupos de 10, 11 hasta 12 coronas han facilitado la tendencia hacia el monoplato, con el objetivo principal de aligerar la bicicleta de montaña y simplificar la mecánica. Además de la obvia eliminación de uno o dos platos en mtb; un modelo con un solo plato no necesita desviador, ni mando en el manillar que lo active, ni ese cable-funda… Todo ello supone un ahorro de peso importante; un ahorro muy valorado en bicis destinadas al XC o al maratón, en las que unas cuantas decenas de gramos menos son puro oro.
Pese a esta evidente hegemonía, hay expertos que no ven claro que lo del monoplato sea adecuado para la mayoría de cicilistas de montaña. La principal pega de una transmisión monoplato son los grandes saltos entre coronas al accionar el cambio, lo cual hace que la marcha en bici no sea muy progresiva. Esto suele ocurrir con todas las transmisiones monoplato, independientemente de que sean de 11 ó de 12 coronas, ya que lo que permite esa “corona de más” es poner una marcha final aún más grande (por ejemplo, el grupo Sram Eagle de 12v acepta platos de hasta 50 piñones).
La elección del tamaño del plato y, sobre todo, el tipo de terreno por el que solemos hacer nuestras salidas marcará que la elección de una transmisión de plato único sea un éxito o no. Si nos movemos por terrenos no muy empinados, con poco sube y baja y sin pendientes excesiva, deberemos optar por un plato de 32 o incluso mayor (34, 36…). De lo contrario, nos quedaremos sin pedalada en zonas rápidas, prácticamente siempre que superemos los 35 km/h…
En terrenos más abrupto, con continuas subida y bajadas y sin apenas terreno llano u ondulado es donde pensamos que un monoplato se comporta mejor. Las rápidas transiciones de zonas rápidas a lentas, las empinadas cuestas tanto en subida como en bajadas, hace que apenas notemos los inconvenientes de los grandes saltos de cadena. Aun así, aquí también habrá que andarse con ojo a la hora de equipar nuestro grupo, sobre todo para no quedarnos atascados cuesta arriba. Para eso tenemos que saber calcular bien qué rango de desarrollo máximo es el ideal para nosotros: 32×40, 30×40, 30×42… Otra opción para adaptar un grupo monoplato a los diferentes tipos de terrenos es disponer de algún plato extra para variar el rango de desarrollos (en un monoplato es casi más fácil, y quizás más barato, cambiar el plato que cambiar de casete).
No olvidemos una cosa:
La variedad opciones en los desarrollos en los monoplatos es grande, pero siempre será menor que la de una transmisión de dos platos. Esta última nos permite incrementar el rango máximo de los desarrollos (tanto por arriba como por abajo), pero sobre todo nos permite una progresión de marchas mucho más suave, sin esos grandes saltos de coronas.
Algunos ciclistas profesionales dicen que las monoplato van bien para prueba tipo XC; carreras más bien cortas, explosivas y sin apenas zonas llanas o para rodar. Para pruebas más largas, tipo maratón, Titan Desert, Cape Epic, etc… algunos ciclistas prefieren la mayor variedad de desarrollos que les permite un dobe plato. Por ejemplo, a la hora de rodar en el llano es más cómodo un doble plato que un monoplato, porque es más progresivo y permite desarrollos más largos (40×11, por ejemplo). A partir de aquí, los gustos de cada cual y, cómo no, la estética y la pasión por el peso decidirán nuestra elección.
¡Buena Pedalada!