A edades tempranas es difícil encontrar niños que tengan adquirido un buen hábito de estiramientos, y realmente estamos ante una parte importantísima del entrenamiento de un ciclista. Especialmente de los más pequeños. El estiramiento es el mejor seguro de vida para los músculos de alguien que practica este deporte, y coger el hábito desde las primeras edades es una forma idónea de mantener la flexibilidad. Una de las cualidades que se va perdiendo a medida que se cumplen años y es bueno trabajar para mantenerla.
Los estiramientos son una buena forma de ponerse en funcionamiento antes de entrenar o de realizar las clases de ciclismo. Es la manera que tenemos para decirle a nuestros músculos que vamos a utilizarlos. Además de relajar el cuerpo y eliminar la tensión muscular –esto en los niños es algo menos frecuente- sí mejoran la circulación de la sangre y sobre todo hace que los músculos soporten mejor la carga en el ejercicio. Por eso es bueno hacerlo antes de entrenar… y también después.
Porque después del ejercicio…
El estiramiento elimina muchas toxinas de las que acumulan los músculos cuando estamos entrenando. Los estiramientos deben realizarse con tranquilidad y sin prisa por acabarlos. Con dedicarles apenas 10 minutos al día estaremos cuidando los músculos y previniendo problemas en tendones y cartílagos.
Es importante concienciar a los niños desde pequeños de que en cualquier deporte, y en especial uno como el ciclismo, hay que estirar antes y después de salir con la bici. Valdrá con ejercicios de 20 segundos por cada músculo: gemelos, cuádriceps, tendón de Aquiles e isquiotibiales.
Puesto que las piernas son las que más trabajan sobre la bici, habrá que dedicarles buena parte de los estiramientos, pero no debemos descuidar las lumbares, cuello, piramidales y brazos. Como se decía arriba, sólo 10 minutos al día. El beneficio que se obtiene es mucho. Y también lo que ponemos en riesgo. Tanto como nuestra propia salud física.