Estos días de confinamiento podemos aprovecharlos para dar un repaso básico al mantenimiento de nuestra bici en casa.
Todos tenemos muchas ganas de que esta crisis sanitaria termine. Mientras esperamos buenas noticias, y también como una terapia para pasar el rato, hemos pensado en ofreceros unos sencillos consejos para el mantenimiento de la bicicleta. Como estamos en casa y muchos no disponemos de algunos elementos indispensables en un taller (potro, herramientas, dinamométricas, etc.), nos centraremos en solucionar cuestiones sencillas y fácilmente asequibles de nuestra bici. Vamos por partes:
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Limpieza:
Estos días son ideales para mantener la bicicleta limpia. Desmontarle las ruedas, abrir los puentes de freno, aplicarle un poco de jabón (el de la vajilla vale) con una esponja. Si esta es bien mullida irá mejor, porque podremos llegar a algunos puntos inaccesibles sin necesidad de incrustar los dedos en los recovecos. Después de aplicar jabón, no mucho, secamos bien la bici. Podemos repetir la misma operación las ruedas desmontadas, para que radios y cubiertas luzcan pintones. Si nuestra cinta de manillar es de color claro o blanco, podemos darle con una galleta limpieza con un poco de agua (no es necesario jabón), con un poco de paciencia y sin ser demasiado agresivos (para no estropear la superficie) la cinta quedará bastante limpia.
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La cadena:
Este es un clásico del mantenimiento de la bicicleta que os hemos recomendado otras veces. Recordad que un buen mantenimiento de la cadena garantiza una larga vida a nuestra transmisión. Lo ideal sería poder desmontar la cadena para poder limpiarla bien (con un desengrasaste). Algunos modelos cuentan con un cierre rápido en uno de sus eslabones que facilita la operación. Si sabéis hacerlo, adelante es la mejor opción, pero si no sabéis no os compliquéis… Basta con limpiarla bien con un trapo con un desengrasaste casero: le damos vueltas a contrapesar mientras sujetamos la cadena con un trapo con producto, hasta que este absorba buena parte de la porquería. Dejamos pasar unos minutos, y después aplicamos el lubricante que tengamos a mano (de cera, en espray, …): la mejor manera es aplicarlo en la parte interna de la cadena y dar vueltas contrapesa, la fuerza centrífuga hará que poco a poco el lubricante penetre en los eslabones. No hay que pasarse con la aplicación de lubricante, podemos retirar le excedente con un trapo.
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Lubricación:
Los puntos de fricción de los frenos, por ejemplo, son susceptibles de acumular suciedad y necesitan que los limpiemos y lubriquemos de vez en cuando. Se trata simplemente de pasar un trapo que no suelte pelo, limpiar en la medida de lo posible la zona de la bicicleta y, pasado un rato, aplicarle un puntito de lubricante (un aplicador de espray fino facilita la operación).
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Pastillas de freno:
Cambiar o limpiar unas pastillas de freno, tanto de disco como de zapata es muy fácil. Para limpiarlas basta con retirarlas y pasarles una liza fina. Con esto eliminamos partes metálicas que se adhieren en las frenadas y que dañan a los rotores y las llantas (sobre todo si son de carbono). En el caso de las zapatas, es muy fácil quitarlas. Solo hay que aflojar el pequeño tornillo que hay en el portazapatas y, con algo de pericia, desplazar la zapata hacia delante. Para colocarla hay que hacer la misma operación a la inversa.
Último consejo:
¿Quieres saber si tus cubiertas de carretera necesitan un cambio? Pues es sencillo saberlo. Muchas cuentan con un pequeño punto (orificio) que sirve de marca de desgaste. Cuando ese orificio empieza aplanarse es que se ha desgastado la cubierta; en el caso de que ya no lo veas es obvio que toca cambio urgente de cubiertas. Otros neumáticos de bicicleta no tienen esa marca de desgaste, entonces para saber si hay que cambiarlas hay que mirar, si se está aplanando en la parte superior, la que está más en contacto con el asfalto. A eso se le llama “cubierta cuadrada” y en ese caso es necesario sustituirla también.