Acabó el Giro d’Italia y lo hizo con el resultado esperado: Alberto Contador (Tinkoff Saxo) en lo más alto del podio, flanqueado por el dúo de escaladores de Astana, Fabio Aru y Mikel Landa. Hasta ahí lo previsible. La ‘corsa rosa’ ha estado repleta de sorpresas, de giros de guión, de problemas sobrevenidos y soluciones improvisadas. Total: un espectáculo magnífico con final feliz para la afición de ciclismo a fondo española, que se apuntó masivamente a las retransmisiones de Teledeporte para disfrutar de este deporte que tanto nos enamora en su máxima expresión.
Todo empezó con un pinchazo en Aprica
Era la rueda trasera de Contador, que se deshinchaba a la vez que Katusha aumentaba el ritmo en el pelotón. El pinteño tuvo que parar a cambiarla con su gregario de lujo Ivan Basso y Astana aprovechó la tesitura para unirse a sus compadres rusos y poner en dificultades al vigente líder de la carrera ciclista justo al pie del Mortirolo, uno de los puertos más duros del mundo. Tan encendida iba la escuadra de licencia kazaja que Landa y Aru se quedaron solos a los dos kilómetros de subida. Avanzaban egregios, pero Contador no era menos sino más: mediado el puerto, atrapó a sus rivales. Incluso aceleró para dejar atrás a Aru y generar caos en Astana.
En este episodio, Contador afianzó la sentencia en su favor que ya había pronunciado la semana anterior. Dos días después, en el Monte Ologno, devolvió la moneda a sus máximos rivales: aprovechó un problema mecánico de Mikel Landa para demarrar y poner tierra de por medio. Un mensaje claro: toser al rey tiene consecuencias.
Claro que el ciclismo a fondo entiende bastante de eso, de consecuencias, y las de esta lección las pagó Contador el sábado. En el empinado y descarnado Colle delle Finestre, Landa aceleró y el pinteño no pudo seguirle. Ni a él ni a prácticamente ninguno de los favoritos para la general. Se quedó descolgado y aislado; tuvo que sufrir y regular para evitar que le cayera una minutada en el puerto final, Sestriere. Lo logró, en parte gracias a unas decisiones tácticas extrañas por parte de Astana. La cuestión es que Contador anotó así su séptima victoria en una gran vuelta, igualando a Miguel Indurain.
El siguiente frente competitivo de la semana por orden de escalafón fue la Vuelta a Bélgica, una carrera divertida e intensa a partes iguales que parecía en el bolsillo de Mathias Brändle (IAM) hasta que una inoportuna intoxicación alimentaria le obligó a retirarse. Esto puso la victoria de la carrera en manos de Greg van Avermaet (BMC), que superó en una lucha a brazo partido a los jóvenes Tiesj Benoot (Lotto-Soudal) y Gaetan Bille (Verandas Willems). Cofidis estuvo presente, activo en las fugas mediante Steve Chainel, en los esprints con el alicatador Jonas Ahlstrand y en la general a través de Rudy Molard.
También se disputaron dos citas de la Copa de Francia en las cuales el equipo ‘rojo’ tuvo mayor protagonismo. Julien Simon estuvo a punto de repetir triunfo en el GP Plumelec-Morbihan: sólo le superó Alexis Vuillermoz (Ag2r) con un ataque por sorpresa. A la jornada siguiente, en las Boucles de l’Aulne, Florian Sénéchal estuvo en la pomada hasta el último momento pero no pudo evitar el triunfo del estonio Alo Jakin (Auber 93). En la general de la Copa de Francia continúa líder Pierrick Fédrigo (Bretagne) con 133 puntos, estando nuestro Nacer Bouhanni situado en tercer lugar con 93. La próxima cita será la Polynormande, ya en el mes de agosto.
El ciclismo no para. Sin lugar para la resaca del Giro d’Italia, el mismo miércoles iniciará la Vuelta a Luxemburgo, con Cofidis presente y alineando a Rudy Molard o Michael Van Staeyen. El jueves será el turno de las Boucles de la Mayenne, cuatro días de competición también con participación ‘roja’, encabezada para la ocasión por el veloz Jonas Ahlstrand. El domingo iniciará el Critérium du Dauphiné, antesala del Tour de Francia, al cual Cofidis acudirá con todo: Bouhanni, Navarro, Maté… Una cita que será retransmitida en directo por Teledeporte y promete emociones fuertes.