El Tour de Francia es la carrera ciclista más prestigiosa del mundo. Sus puertos de montaña han sido el escenario de algunas de las gestas más memorables de la historia del ciclismo, desafiando a los mejores ciclistas del planeta y cautivando a los aficionados. Si quieres conocer los puertos más emblemáticos del Tour de Francia, sigue leyendo. ¡Descubre por qué estos cinco puertos son esenciales para entender la grandeza de la ronda gala!
Alpe d’Huez
El Alpe d’Huez, uno de los puertos más icónicos del Tour de Francia, se encuentra en los Alpes. Su subida, caracterizada por las 21 curvas numeradas, representa un desafío tanto físico como psicológico. Los ciclistas recorren 13,8 kilómetros con una pendiente media del 8,1 %, aunque algunas secciones superan el 10 %.
Este puerto debutó en el Tour de Francia en 1952, cuando Fausto Coppi ganó en su primera aparición. Desde entonces, otros ciclistas legendarios como Bernard Hinault y Marco Pantani han dejado su marca en esta subida. La historia y la dificultad del Alpe d’Huez lo convierten en uno de los puertos más admirados por los aficionados y temidos por los ciclistas.
Col du Tourmalet
El Col du Tourmalet ha sido el puerto más veces incluido en el Tour de Francia. Se encuentra en los Pirineos, a una altitud de 2.115 metros. Los ciclistas ascienden 19 kilómetros desde la vertiente más dura (Sainte-Marie-de-Campan) con una pendiente media del 7,4 %. Esta mítica ascensión forma parte del Tour desde 1910, cuando lo incluyeron por primera vez, convirtiéndose en el primer gran puerto de alta montaña en la historia de la carrera
El Tourmalet ha sido testigo de momentos históricos, como la victoria de Eugène Christophe en 1913, cuando, tras romper su horquilla, la reparó él mismo antes de seguir adelante. Además, este puerto ha visto duelos épicos entre los mejores ciclistas de cada época, consolidándose como un símbolo del Tour.
Mont Ventoux
El Mont Ventoux, apodado el “Gigante de la Provenza”, es uno de los puertos más temidos del Tour de Francia. Con una altura de 1.909 metros y una longitud de 21,4 kilómetros desde su vertiente más famosa en Bédoin, esta ascensión tiene una pendiente media del 7,6 %, pero con tramos que superan el 10 %. Su paisaje árido y desolado en la parte superior, con fuertes vientos, añade dificultad adicional a este reto.
El Ventoux ha sido escenario de momentos icónicos y trágicos en el Tour, como la muerte de Tom Simpson en 1967 debido a la fatiga y al calor extremo. También ha sido testigo de victorias épicas, como la de Chris Froome en 2013. Este puerto es un desafío tanto físico como mental para los ciclistas y sigue siendo uno de los más recordados en cada edición.
Col du Galibier
El Col du Galibier es uno de los puertos más altos de los Alpes y del Tour de Francia, con una altitud de 2.642 metros. La ascensión al Galibier desde su vertiente sur, comenzando desde el Col du Lautaret, tiene una longitud de 18,1 kilómetros y una pendiente media del 6,9 %, con tramos que superan el 10 % en su parte final.
Este puerto ha sido parte del Tour desde 1911 y es conocido por su dureza y por ser parte de etapas míticas combinadas con otros grandes colosos como el Col du Télégraphe. Grandes nombres del ciclismo como Eddy Merckx y Marco Pantani han conquistado el Galibier, y sigue siendo uno de los puntos más esperados cada vez que el Tour lo incluye en su recorrido.
Col de la Madeleine
El Col de la Madeleine, otro de los puertos alpinos que han dejado huella en el Tour de Francia, recorre 19,2 kilómetros y tiene una pendiente media del 7,9 %. Este puerto es conocido por su constancia y la dureza de sus rampas. Alcanzando los 2.000 metros de altitud, ha formado parte del Tour en numerosas ocasiones desde que debutó en 1969.
El ascenso a la Madeleine destaca no solo por su exigencia, sino también por los espectaculares paisajes alpinos que lo rodean. Aunque no es tan famoso como el Galibier o el Alpe d’Huez, sigue siendo un desafío enorme y un puerto decisivo en las etapas de montaña del Tour.
Los puertos de montaña representan el corazón del Tour de Francia. Estos cinco, en particular, son algunos de los más duros y memorables de la historia de la carrera. Cada uno ha sido testigo de momentos legendarios y ha forjado la reputación de los mejores ciclistas del mundo. Si eres aficionado al ciclismo, estos puertos deben figurar en tu lista de ascensiones soñadas, ya que simbolizan lo mejor del ciclismo de alta montaña.