La carrera ciclista francesa se presentó ayer en París con un recorrido con algunas novedades interesantes y varias etapas clásicas en la montaña, sobre todo en los Pirineos. El Tour 2018 será la primera oportunidad que tendrá Chris Froome de entrar en el particular Olimpo de la carrera francesa si consigue su quinta victoria, un Olimpo en el que le aguardan nada menos que Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain.
El 105º Tour de Francia se pondrá en marcha el sábado 7 de julio en la isla de Noirmentier, en la Bretaña. La primera semana está salpicada de etapas que pueden ser muy importantes en el devenir de la carrera: crono por equipos de 35 km el tercer día, doble paso por el Mur de Bretagne (5ª) y especialmente una jornada con nada menos que 21,5 km por los clásicos adoquines de la París-Roubaix (9ª). Además, se añade un aliciente en la disputa de las etapas con la bonificación de 1” a 3” en algunos puntos intermedios de las ocho primeras jornadas.
La montaña no llegará hasta después de la primera jornada de descanso del Tour. Los Alpes inician el ciclo de montaña con una etapa que acaba casi en descenso tras haber ascendido anteriormente la Croix Fry y otros tres puertos, el último de ellos la Colombier. La primera llegada en alta llegará al día siguiente (11ª) con final en el inédito La Rosière (17,6 km casi al 6%)y previo paso a otros tres altos de montaña. Al día siguiente otra jornada alpina, con aires clásicos: el tríptico Madelaine, Croix de Fer y final en el duro Alpe d’Huez. Un día ciclista para marcar en rojo en el calendario.
Los Alpes dejarán paso muy pronto a dos jornadas duras por el Macizo Central, la primera con final en el conocido aeródromo de Mende (14ª) y la otra con final en Carcassone (15ª). Los Pirineos llegan inmediatamente con otras tres etapas, aunque una de ellas de ¡solo 65 km! El col de Portillon por el lado español será la última subida antes del primer final en Pirineos en Bagneres de Luchon (16ª). Al día siguiente la mencionada etapa de solo 65 km, pero muy intensos con tres duras subidas enlazadas y final en el inédito col de Portet.
Tras una etapa de transición en Pau (18ª), el pelotón afrontará su última jornada de ciclismo de montaña con otro recorrido clásico: Aspin, Tourmalet, Bordères, Aubisque y final en Laruns, tras la bajada del último puerto.
La penúltima jornada será la única que se disputará como crono individual. Serán 31 km por la zona de Iparralde (País Vasco francés), un trazado duro, ya que está salpicado de repechos, algunos de ellos al 21%, y que pueden ser decisivos para cerrar el ganador de la carrera o el podio final del Tour. Como viene siendo habitual, París y su circuito en los Campos Elíseos cerrarán el Tour 2018 en una etapa final de 115 km.