Aprender a tubelizar una rueda es una de las mejores decisiones que puedes tomar si quieres reducir pinchazos y ganar en tranquilidad en cualquier terreno. Aunque al principio pueda parecer un proceso complicado, con una guía clara y buena, es mucho más sencillo de lo que imaginas.
Si te interesa mantener tu bici en perfecto estado y aprovechar todas las ventajas del tubeless, sigue leyendo y no te pierdas los próximos artículos de nuestro blog. ¡Seguiremos profundizando en técnicas útiles para ciclistas de todos los niveles!
¿Por qué tubelizar la rueda de tu bicicleta?
Para muchos ciclistas, tubelizar las ruedas de su bici supone un antes y un después en su forma de rodar. La idea es simple: sustituir la clásica combinación de cubierta y cámara por un sistema sin cámara. Este sistema va sellado mediante un neumático preparado para tubeless, una llanta compatible y un líquido que se encarga de cerrar pequeñas perforaciones mientras pedaleas.
La principal diferencia respecto al sistema tradicional es que, al tubelizar la rueda, desaparece el riesgo de los clásicos pinchazos por pellizco. Las cubiertas tubeless permiten rodar con presiones más bajas sin miedo a esas “mordeduras de serpiente”. Esta sensación se nota especialmente en gravel y MTB, donde el contacto con terrenos irregulares es constante. También ofrece ventajas claras en carretera, como una menor resistencia a la rodadura y un mayor control en curvas.
En comparación con los tubulares, tubelizar una rueda es mucho más práctico. No necesitas pegamentos, no requiere técnicas avanzadas y, en caso de emergencia, siempre puedes montar una cámara. A nivel de mantenimiento también resulta más accesible. Basta con revisar el sellante cada pocos meses para asegurarte de que tu rueda siga sellando y evitando pinchazos. Por todo ello, cada vez más ciclistas, desde aficionados hasta profesionales, optan por tubelizar sus ruedas en todas sus salidas.
Guía paso a paso para tubelizar la rueda de tu bicicleta
Tubelizar una rueda requiere seguir varios pasos en orden, pero siguiendo esta guía podrás hacerlo sin complicaciones. Lo más importante es trabajar con calma, mantener todo limpio y comprobar la compatibilidad entre llanta, cubierta y válvula.
Prepara bien la llanta
El primer paso para tubelizar una rueda es revisar correctamente la llanta. Si ya tenía una cubierta montada, retírala junto con la cámara y elimina cualquier resto de cinta antigua o suciedad. La superficie debe quedar completamente limpia para que la nueva cinta tubeless se adhiera sin problemas.
Coloca la cinta tubeless
Esta debe tener la anchura adecuada, ligeramente superior al fondo de la llanta, para cubrir también los bordes. Empieza unos centímetros antes del agujero de la válvula y ve aplicándola con tensión uniforme.
Instala la válvula y monta la cubierta
La válvula tubeless se coloca haciendo un pequeño orificio en la cinta justo sobre el agujero original. Se introduce desde dentro de la llanta y se ajusta desde fuera con la tuerca, sin apretar en exceso. Después, puedes colocar un lateral de la cubierta con normalidad, dejando el otro lado suelto si vas a añadir el sellante por ahí o cerrando todo si prefieres hacerlo por la válvula.
El sellante es fundamental al tubelizar una rueda porque es el encargado de cerrar las pequeñas perforaciones que puedan surgir. Puedes introducirlo retirando el obús de la válvula con una herramienta específica o vertiéndolo por un lateral antes de cerrar la cubierta por completo. La cantidad depende del tipo de bicicleta, aunque lo habitual es usar:
- entre 30 y 40 ml en carretera.
- 50 a 70 ml en gravel.
- Hasta 100 ml en MTB.
Es importante agitar bien el sellante antes de añadirlo, ya que las partículas que sellan los pinchazos tienden a depositarse en el fondo del envase.
Talona e infla la rueda
Para tubelizar tu rueda correctamente, la cubierta debe encajar en el talón de la llanta con el “clac” característico. Una vez talonada, es recomendable inflar a una presión algo mayor de la que usarás normalmente para sellar mejor posibles microfugas. Después, gira la rueda en varias posiciones y agítala ligeramente para que el sellante se distribuya por todo el interior.
Es habitual encontrarse ciertos problemas al tubelizar una rueda, pero casi todos tienen una solución sencilla:
- Las fugas en la base de la válvula suelen deberse a una tuerca mal ajustada o a una cinta que no sella correctamente.
- El burping, esa pérdida repentina de aire al tomar curvas con una presión demasiado baja, se evita ajustando la presión a un valor adecuado para tu peso.
- Si el talón no sube, suele deberse a falta de lubricación natural del sellante o a una cubierta muy rígida. Intentar que los talones se aproximen al borde antes de inflar puede ayudar.
- Si la rueda pierde aire al día siguiente, probablemente haya una pequeña fuga en la cinta o en el talón. Repetir el proceso o añadir un poco más de sellante suele resolverlo.
Consejos finales
Tubelizar una rueda es un proceso que mejora notablemente la experiencia sobre la bicicleta, pero conviene tener en cuenta ciertos trucos que garantizan una instalación duradera:
- Mantener la llanta limpia antes de cada encintado es esencial, igual que renovar el sellante cada pocos meses para asegurar que siga funcionando.
- Rodar con la presión adecuada a tu peso y disciplina también es clave, ya que una presión demasiado baja puede generar burping y una demasiado alta puede comprometer el agarre.
- Llevar siempre una cámara de repuesto es una buena práctica para cualquier ciclista. Tras tubelizar tus ruedas puedes pensar que nunca volverás a usarlas, pero pueden salvarte de un buen aprieto.
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