Si cierras los ojos e imaginas el paraíso del ciclismo de carretera en invierno, es muy probable que tu mente dibuje una carretera serpenteante bajo el sol del Mediterráneo y con el mar azul en el horizonte. Ese lugar existe: el Coll de Rates. Situado en el corazón de la Marina Alta, en la provincia de Alicante, este puerto se ha convertido en el centro neurálgico de la pretemporada del ciclismo mundial. Tal es así que, entre diciembre y febrero, es más fácil cruzarse aquí con el maillot amarillo del Tour de Francia que con un coche particular.
Pero, ¿qué tiene el Coll de Rates frente a otros lugares de la geografía española? En este artículo vamos a desgranar cada secreto de esta ascensión para que, cuando decidas afrontarla, sepas exactamente cómo gestionar tus fuerzas y disfrutar de cada pedalada.
Análisis de la altimetría del Coll de Rates
Para entender la fama del Coll de Rates, primero hay que mirar sus números con detenimiento. Estamos ante una subida con una longitud clásica 6,75 km y un desnivel positivo de 354m. A primera vista pueden parecer cifras modestas, pero la magia del Coll de Rates reside en su constancia. Desde que la carretera pica hacia arriba a la salida de Parcent, la pendiente se estabiliza en un promedio del 5,24%, una cifra que apenas varía hasta alcanzar la cima.
Al superar el primer kilómetro, la carretera se estrecha ligeramente y el asfalto empieza a dibujar una serie de curvas de herradura que son la firma visual del Coll de Rates. Es aquí donde empezamos a ganar altura con rapidez sobre el Valle de Pop. La pendiente se mantiene firme, oscilando entre el cinco y el siete por ciento, sin ofrecer descansos planos donde dejar de pedalear.
A medida que superamos el ecuador de la subida, el paisaje se abre de manera espectacular. Dejamos atrás la vegetación más densa para rodar por una ladera expuesta al sol, lo que convierte al Coll de Rates en un lugar agradable incluso en los días más frescos de enero. El último kilómetro y medio es un regalo para la vista, con el Mediterráneo asomando al fondo y la cima ya visible.
Sin embargo, para los más valientes, el Coll de Rates guarda una sorpresa final. Desde el mismo cartel del puerto, sale a mano derecha una pista de hormigón que asciende hasta las antenas del Tossal dels Diners. Este tramo adicional transforma el Coll de Rates en un monstruo de categoría especial, con 3 kilómetros infernales y rampas que superan el 20%, destacando 2km al 12,1%, una agonía. Eso sí, la recompensa es inmejorable, pues las vistas desde las antenas son espectaculares.
¿Por qué los equipos World Tour eligen el Coll de Rates?
La razón de esta obsesión por el Coll de Rates es principalmente fisiológica y técnica. En el ciclismo moderno, basado en los vatios y los datos, los entrenadores buscan subidas que permitan realizar esfuerzos controlados y replicables. Equipos como el Team Cofidis, el Visma-Lease a Bike, o el UAE establecen sus cuarteles generales en los hoteles de Calpe y Denia con un objetivo claro: subir este puerto casi a diario.
Gracias a esa pendiente constante del cinco o seis por ciento, los corredores pueden realizar sus famosos test de veinte minutos para medir su umbral de potencia (FTP). Todo ello sin las interrupciones de un descenso o un repecho excesivamente duro que les obligue a cambiar de desarrollo bruscamente. Es una subida “limpia”, donde la potencia aplicada a los pedales es constante, lo que convierte al Coll de Rates en un estándar perfecto para comparar el estado de forma año tras año.
Además, la climatología y la seguridad juegan un papel fundamental. La orientación del puerto lo protege de los vientos más fríos del norte, y su altitud moderada garantiza que la nieve sea algo raro de ver. Mientras en el resto de Europa los puertos están cerrados, el Coll de Rates ofrece condiciones de primavera. A esto se suma el respeto de los conductores locales. La cultura ciclista está tan arraigada en la zona que el tráfico en el Coll de Rates suele ser muy respetuoso.
Guía práctica: Cómo llegar y las mejores rutas circulares
Si ya estás decidido a subir el Coll de Rates, es importante planificar bien la logística para disfrutar de la experiencia completa. El acceso más habitual y el que corresponde a la subida clásica que hemos analizado es desde el norte, partiendo de la localidad de Parcent. Si te alojas en Calpe o Altea, el calentamiento hasta el pie del Coll de Rates te llevará unos veinticinco kilómetros de terreno favorable o falsos llanos, perfectos para activar las piernas.
Una vez coronado el Coll de Rates, se abre un abanico de posibilidades para completar una ruta circular. Lo más recomendable es continuar hacia el sur en dirección a Tárbena y Bolulla. Desde allí, puedes enlazar con el descenso hacia Callosa d’en Sarrià y volver a la costa por Altea.
Otra opción es combinar el Coll de Rates con otros puertos vecinos. Una ruta muy popular es encadenar Rates con el Coll de la Vall d’Ebo o incluso buscar el Port de Tudons. Sea cual sea tu elección, recuerda llevar agua suficiente, aunque encontrarás fuentes en los pueblos de paso. Y sobre todo, lleva la cámara de fotos preparada, porque las vistas desde la cima del Coll de Rates son el mejor trofeo que te puedes llevar a casa.
Esperamos que este análisis te haya motivado a preparar tu bicicleta y poner rumbo a Alicante. Si quieres seguir descubriendo los secretos del entrenamiento y los mejores puertos del mundo, ¡no olvides suscribirte a nuestro blog!