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Tipos de cubiertas para bicicletas de carretera

Tipos de cubiertas para bicicletas de carretera

Las cubiertas para bicicletas de carretera son un elemento esencial para la práctica del ciclismo en ruta. Tienen que hallarse en perfecto estado porque de ellas depende tanto nuestra estabilidad como la seguridad sobre la bicicleta. Incluso influyen en nuestra comodidad cuando pasamos horas encima de ella.

Por todo ello, en el momento en que empiezan a desgastarse, se hace necesario cambiarlas. Y, a la hora de hacerlo, debemos tener en cuenta factores como el tipo de neumático, el dibujo, la anchura o el compuesto del que están fabricadas. Pero, sobre todo, el tipo de cubiertas. Y, respecto a estas, distinguimos tres clases. Vamos a verlas.

Cubiertas convencionales

Son las más utilizadas por los aficionados al ciclismo por tres razones: su relación calidad-precio, su duración y su facilidad a la hora de montarlas. Pero, sobre todo, porque otorgan una mayor tracción en suelos secos gracias a su banda de rodadura. Esto las hace perfectas para circular por carretera.

Asimismo, su diseño facilita un mejor agarre en las curvas y un mejor control de la bicicleta. Esto hace que las cubiertas convencionales sean ideales para quienes buscan velocidad y el máximo rendimiento. Pero, en todo caso, a la hora de colocarlas sobre la llanta debemos dejar una cámara de aire que ha de estar adaptada tanto al diámetro de la rueda como a la anchura del neumático. Otra ventaja es su facilidad para reparar los pinchazos. Esto se debe a que se enganchan a la llanta por los flancos.

Por otra parte, dentro de las convencionales, podemos distinguir dos clases de cubiertas según el tipo de aro que resguarda el talón. Recibe este nombre el borde inferior de la propia cubierta que se pega a la llanta. Son las siguientes:

  • Cubiertas rígidas. En ellas, esos aros son hilos de acero o alambres. Suelen ser más pesadas y ofrecen peor rendimiento al trazar curvas. No obstante, también son más económicas.
  • Plegables. Sus aros son más flexibles, pues están hechos de kevlar o de filamentos de aramida. Por tanto, se trata de un tipo de cubierta que se adapta mejor al terreno y que es más ligera y fácil de transportar. Como contrapartida, es más cara.

Cubiertas tubulares

Se trata de todo un clásico en las bicicletas de carretera, pues llevan décadas utilizándose, sobre todo en las competiciones. Consiste en una sola pieza que incluye cámara y neumático y que se pega a una llanta especial fabricada para ser compatible. Asimismo, carecen de las hendiduras laterales de la cubierta convencional.

Otra diferencia con esta es su menor peso. La de tipo tubular es, de media, cien gramos más ligera. También nos ofrece una excelente relación entre velocidad y agarre en circunstancias de altas presiones. No obstante, se desgastan más rápido y, con el uso, van perdiendo presión. Pero, en caso de pinchar, esta irá bajando poco a poco, más despacio que en una cubierta convencional. Esto se traduce en que podremos acabar nuestra ruta todavía con presión en las ruedas.

Por el contrario, el gran inconveniente de las tubulares es su precio. Cuestan, aproximadamente, el doble que las convencionales. Además, son más complicadas de instalar en la llanta. De hecho, se necesita cierta habilidad para sellarlas sin dejar irregularidades o saltos.

Tubeless

Pese a que comenzaron utilizándose para montaña, cada vez son más frecuentes entre las cubiertas para bicicletas de carretera. De hecho, ya es habitual encontrárselas en estas últimas. Tubeless significa “sin tubo” y hace referencia a que no necesitan cámara de aire. Para entendernos, serían parecidas a las ruedas que llevan los coches en la actualidad.

Esta modalidad de cubiertas también presenta una sección transversal más abierta y unos talones diseñados para unirse de forma hermética a la llanta. Es muy difícil que sufran pinchazos, pero, para evitarlos casi por completo, incluyen un líquido sellante en su interior. Así, en caso de pinchar, ellas mismas se reparan. Y, cuando esta solución no sea suficiente, podemos introducir una cámara dentro de la cubierta (igual que lo haríamos en una tradicional).

Otra de sus ventajas es que, a la hora de rodar, nos ofrecen sensaciones muy positivas en cuanto a estabilidad y seguridad. Respecto a sus inconvenientes, el más importante tiene que ver con su montaje. Es más difícil que el de las convencionales porque tienen que ir muy ajustadas. Además, necesitaremos cambiar el líquido sellante cada dos o tres meses porque se seca o pierde sus propiedades.

Finalmente, todavía presentan otra desventaja respecto a los otros tipos de cubiertas. Se trata de que no existe tanta variedad en el mercado como de aquellas.

En conclusión, estos son los tres tipos principales de cubiertas para bicicletas de carretera. Ya hemos visto las ventajas e inconvenientes de cada uno. Elegir entre ellos dependerá de nuestras necesidades y de nuestros gustos