Diferentes colectivos ciclistas se enfrentan en las redes sobre la adecuación o no de los carriles bicis para fomentar el ciclismo en las ciudades.
Recientemente se puede detectar en las redes sociales (especialmente en Twitter) debates, más o menos enconados, sobre el uso de los carriles bici. Hace unas semanas, un usuario colgó un vídeo de cómo circulaba en Madrid en bici por la calzada. A su lado la vía ciclista, vacía. En Madrid no es obligatorio circular por los carriles bici. En el vídeo, se entiende que esto provoca que varios conductores increpen al ciclista y lo manden a pedalear al carril bici…
Más recientemente hemos sabido de un caso en Sevilla (donde sí es obligatorio el uso de los carriles bici) en el que el Ayuntamiento deniega una indemnización a un ciclista que se había caído a causa de un socavón en la calzada (https://www.diariodesevilla.es/sevilla/caida-ciclista-Sevilla-Urbanismo-deniega-indemnizacion-fuera-carril-bici_0_1346565542.html). Entre los argumentos para rechazar la reclamación del ciclista se dice que se cayó por no circular lo más pegado a la derecha, “según le correspondía por su tipo de vehículo, o simplemente por no usar los carriles bici paralelos” –se entiende que esos carriles bicis no estaban en la misma calle, sino cercanos a ella–. También es importante señalar que en algunas ciudades se recomienda que el ciclista use el centro del carril (o calzada) para hacerse más visible y para “ocupar” esa vía como un vehículo más.
Carriles bici ¿sí o no?
La polémica se cierne pues en si el uso de los carriles bici, e incluso la proliferación de estos, son un elemento deseable y favorecedor del ciclismo seguro en las ciudades. Ligado a esto está la obligatoriedad o no de su uso, si se circula en bicicleta. Quienes están a favor de los carriles bici aseguran que es la manera más segura, propia y adecuada para circular en bicicleta por la ciudad. Incluso, se entiende, aunque ese carril bici esté pintado sobre una acera.
Para los contrarios a esta práctica, no es que estén en contra del carril bici, sino que matizan bastante su adecuación. Aseguran que el carril bici no deja de ser una especie de “espacio reservado” para sacar a las bicis de las calzadas y dejarlas en exclusiva para los coches, que esto es precisamente lo que se debería tratar remediar al promocionar las bicis en la ciudad: más bicis, menos coches. Y ponen como ejemplo el uso de la bici en muchas ciudades del norte de Europa. La premisa es que si se quiere pacificar el tráfico a motor en las ciudades no se debería limitar el uso de la bici a los carriles bici, sino tratarla como un vehículo más y hacer, por ejemplo, más calles limitadas a 30 km/h.
También aducen que muchos carriles bicis se diseñan sin sentido alguno, “no van a ninguna parte”, están llenos de obstáculos que los hacen peligrosos o se encuentran a muchos peatones o “runners” por ellos.
La polémica se ve incentivada, quizás, porque en España cada ciudad es libre de reglamentar el uso de la bicicleta según le convenga. Con lo cual, las normas de uso obligatorio o no de los carriles bicis depende de los respectivos ayuntamientos.