Sucedió el pasado 24 de febrero, en torno a las 13h, pero gracias a las redes sociales se conoció masivamente este domingo. Un cicloturista había sido multado por llevar luz roja trasera intermitente. El motivo de la denuncia, de 200 euros, era precisamente esa, que la luz era intermitente. Y es que el Reglamento de Circulación –en su artículo 15, apartado 4– especifica que la luz trasera de los vehículos no puede ser “ninguna luz instalada en un vehículo será intermitente o de intensidad variable”.
Es una realidad que cada vez hay más ciclistas que usan una luz trasera intermitente; algunas de ellas, las más valoradas, son de alta intensidad, para que su destello sea bien visible a plena luz del día y seguro para rodar de noche. De hecho, muchas marcas han lanzado varios modelos de luz roja de alta visibilidad en los últimos años… con gran éxito comercial. Lo paradójico es que mientras el colectivo ciclista piensa que está mejorando su visibilidad y seguridad con el uso de esta luz, resulta que también está cometiendo una ilegalidad.
Campaña en Change.org
Por una vez, la polémica suscitada a través de las RRSS –incluso se ha llegado a activar una campaña en Change.org– ha servido de algo. En un acto celebrado esta misma semana, el jefe de la Unidad de Ordenación Normativa de la DGT, Javier Villalba, reconoció la falta de adecuación de la ley y se comprometió a enviar una directriz a las diferentes unidades para que no se aplique este punto de la Normativa de Tráfico. Además, Villalba se comprometió en abogar por un cambio en la reglamentación, para que este tipo de dispositivos luminosos intermitentes sean legales para los cicloturistas.
