La gran clásica del pavés debería celebrarse este domingo de abril, pero finalmente se ha aplazado al mes de octubre por culpa de la pandemia.
Para muchos aficionados al ciclismo la París-Roubaix es la clásica de las clásicas. El Monumento del ciclismo más adorado por su peculiar historia y recorrido. Una carrera ciclista que no necesita ni un kilómetro en subida (o bajada) para ser considerada todo un hito en la historia de este deporte. Por algo la llaman el “El Infierno del Norte”.
Cambio de fecha en 2021:
- Tras bastante incertidumbre, la organización, junto a las autoridades francesas, decidieron hace un par de semanas aplazar la París-Roubaix de este año. La carrera pasó así de estar programada para el domingo 11 de abril a colocarse el primer fin de semana del octubre. Recordemos que la edición de 2020 tampoco se corrió por culpa de la Covid19.
- Una carrera como entrenamiento: La París-Roubaix nació en 1896 y curiosamente se creó como una carrera preparatoria para la gran carrera del momento: la descomunal (por su distancia) Burdeos-París. El primer vencedor fue el alemán Josef Fischer con una ventaja de 25’ sobre el segundo clasificado.
- “Esta carrera es una mierda”: Bernard Hinault no tuvo una buena relación con la París-Roubaix. El gran campeón francés participó cinco veces en la clásica de los adoquines. En su debut se cayó hasta siete veces y le llovieron las críticas. “Esta carrera es una mierda, pero volveré para ganarla”, dijo el indómito francés. Y cumplió. En 1981 se llevó el triunfo, pese a sufrir también más de una caída.
- Los amigos de la Roubaix: El adoquín es el eje sobre el que pivota El Infierno del Norte. Estos caminos adoquinados forman parte de una antigua red de comunicaciones terrestres en una zona de Europa eminentemente llana. Esos caminos son patrimonio cultural de la zona, un bien a proteger y un atractivo turístico que la París-Roubaix incorpora en su recorrido. De cuidarlos se encargan varias asociaciones locales que mantiene en óptimas condiciones estos tramos adoquinados que el ciclismo ha hecho tan famosos.
- Una carrera en dos partes: El recorrido de la París-Roubaix suele variar en cada edición y también a lo largo de la historia. Aún así, los cambios no son acusados y la carrera cumple un mismo esquema desde hace décadas. Una primera mitad por carreteras convencionales, siempre llanas, y una segunda marcada por los tramos adoquinados. La suma de estos duros tramos –unos 40-50 km– se intercalan en la segunda mitad de la prueba ciclista, hasta sumar los 250 km habituales.
- Trouée d’Aremberg: La “trinchera” de Aremberg es el camino adoquinado que atraviesa el bosque homónimo. Sus 2,5 km de trazado rectilíneos en la umbría ofrecen algunas de las estampas más reconocibles de la carrera. Este suele ser el primer tramo de pavé y el que abre las hostilidades entre los grandes candidatos. Este tramo está presente en la carrera desde 1968 y solo en la París-Roubaix 2005 se eliminó del recorrido debido a su mal estado.
- Cinco estrellas: Como sabemos, esta carrera es completamente llana, pero eso no quiere decir que no sea igual de dura para los ciclistas que una gran etapa de montaña… quizás incluso más. Como ocurre con los puertos de montaña, los tramos adoquinados tienen una calificación en función del nivel de dificultad. Los más duros son los tramos 5 estrellas y solo encontramos dos en esta máxima dificultad: Carrefour de l’arber (1980) y Mons-en-Pévèle (1983).
- El Infierno del Norte: Como casi toda la vida cotidiana civil, la París-Roubaix se canceló en los años de la I Guerra Mundial. Al reanudarse en 1919 es cuando las crónicas periodísticas le dieron el sobrenombre de “Infierno del Norte”. Debido sobre todo al pésimo estado de unos caminos que habían sido escenario de múltiples bombardeos durante los cuatro años que duró la Gran Guerra.
- De Vlaeminck y Boonen: Al igual que otras muchas clásicas ciclistas, los belgas han sido los grandes dominadores. En el caso de la Roubaix, ocurre exactamente esto y por ello los dos máximos triunfadores en estos adoquines, con 4 victorias, son los belgas Roger de Vlaeminck (1972, 74, 75 y 77) y Tom Boonen (2005, 08, 09 y 12).
- Poblet y Flecha: Los llamados Cinco Monumentos del ciclismo no son carreras en los que históricamente hayan destacado los ciclistas españoles. El Infierno del Norte no es la excepción. Solo dos de nuestros ciclistas han logrado subir al podio del velódromo de Roubaix: el gran Miguel Poblet (3º en 1960) y el empecinado Juan Antonio Flecha (2º en 2007 y 3º en 2005 y 2010).