Esta semana se ha sabido la sanción que la UCI ha aplicado al caso de la ciclista belga Fenke Van den Driessche; quien fue pillada in fraganti con un motor eléctrico en su bicicleta durante la disputa de los Campeonatos del Mundo de Ciclocross. Nada menos que seis años de sanción –además de 20.000 francos suizos (18.000€)– le han caído a la ciclista belga. Una sanción por uso de motor muy elevada, ejemplarizante… probablemente la más dura en la historia de la UCI.
Fraude tecnológico
El caso de Van den Driessche, que debe ser conocido oficialmente como “fraude tecnológico”, provocó un gran revuelo en el mundillo ciclista. Por primera vez, el organismo que regula el ciclismo internacional reconocía el uso y detección de un motor en plena competición, y nada menos que en unos campeonatos del Mundo. Muchas informaciones aseguran que los comisarios de la UCI ya estaban alertados de las posibles trampas de la belga. Sobre todo, cuando en competiciones anteriores había rendido a un nivel muy alto, muy por encima de su ranking en el ciclismo femenino de élite (normalmente de top ten). Según esto, en el Mundial de Zolder, los jueces sabían lo que iban a encontrar.
La UCI ha aclarado que el sistema del que estaba dotado la bicicleta que se encontró en el box de Van den Driessche era un motor Vivax, con la batería oculta en el tubo de sillín y que se activaba mediante un interruptor Bluetooth instalado bajo la cinta del manillar. Un tipo de motor que básicamente puede aportar un plus de velocidad en zonas duras, cuando las ciclistas deben emplearse a tope. De todos modos, algunos periodistas han echado en falta que no se hayan facilitado fotos de la bici de la ciclista belga con el motor instalado. En definitiva, es esa circunstancia, la instalación del motor en una bici en plena competición, lo que ha motivado esta durísima sanción. Pese a la contundencia del castigo, algunos ciclistas profesionales han exigido sanciones de por vida para este tipo de fraudes.
La UCI ya realizaba controles para encontrar este tipo de motores desde hacía un par de años. Pero, desde que se supo el caso Van den Driessche, estos controles se incrementaron notablemente. En el comunicado que acompaña a la sanción de la ciclista belga, el presidente de la UCI, Brian Cookson, explica que “hemos invertido muchos recursos en desarrollar una nueva y altamente efectiva tecnología de escaneado, y también hemos endurecido las sanciones para cualquiera que cometa este tipo de infracción. Este caso es una gran victoria para la UCI y todos los fans del ciclismo, así como para corredores y equipo que quieren estar seguros de que vamos a mantener este tipo de trampas lejos de nuestro deporte”.