Uno de los aspectos más desconocidos para los niños en lo que a la bicicleta se refiere, y sobre todo cuando están empezando a utilizarla de forma regular, es la mecánica. Una parte fundamental de la bici y que, tal vez por ser un poco más aburrida, se le suele prestar poca atención en general. Está claro que hablamos de chavales de muy corta edad y no los podemos cansar con cursos muy densos. Pero sí se les pueden dar algunas nociones o, mejor dicho, ‘trucos’ básicos para que a medida que se divierten sean menos agresivos con la bici. Y eso es lo que vamos a hacer hoy.
Sólo tres nociones básicas:
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No llevar la cadena cruzada
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La cadena sobre los platos y piñones realiza una especie de eje. Es importante que, cuando el niño vaya pedaleando, al mirar hacia abajo vea que ese eje es completamente recto o, al menos, lo más recto posible. A medida que subimos o bajamos piñones, el eje va cambiando de forma, haciéndose ligeramente curvo. Probablemente se empezará a oír un ruido. Es la señal de que esa cadena va demasiado ‘cruzada’ y es necesario cambiar de plato o ajustar los piñones a la posición del plato, porque de lo contrario el desgaste es mayor y, si se sigue forzando, puede que se salga.
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La agresividad al cambiar
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Sobre todo cuando los chavales participan en sus primeras carreras es muy común que sean extremadamente agresivos con los cambios. Hasta el punto de que a veces desde fuera, cuando algún niño pretende lanzar un ataque sobre el pelotón, se puede oír una serie de ‘clacs’ que significan que el chaval está acelerando a la vez que cambia para coger velocidad. Pues bien, esto puede ser una catástrofe. Esos cambios tan bruscos pueden llegar a romper el desviador, hacer saltar la cadena e incluso meterla entre los piñones y la rueda… por dentro. Todo eso en unos instantes. Solución: Cuando el niño cambie, que cuente ‘uno y dos’ –como si dejara pasar dos segundos- antes de volver a cambiar. Su bici se lo agradecerá.
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Posición de ‘reposo’
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Al final, lo que hace que los piñones y platos suban o bajen son unos muelles. Por tanto, a la hora de dejar de pedalear es importante que ese muelle esté cómodo. Hay que pensar que a lo mejor el niño no vuelve a coger la bici hasta tres días después, y todo ese tiempo se lo pasa el muelle en una posición de tensión. Mientras más sufrimiento se le ahorre, mejor porque durará más y en mejor estado. Por eso, es bueno que justo antes de bajar de la bici, se deje en el plato pequeño y el primer o segundo piñón empezando por abajo. Así el muelle queda en posición natural.
Son sólo pequeños trucos, nociones muy básicas para las que no se necesita un gran conocimiento, pero que ahorran disgustos materiales, que después suelen llevar detrás disgustos económicos. La mecánica de la bici lo agradecerá.