Es bastante frecuente ver niños, sobre todo en infantiles y cadetes, que en carreras de ámbito regional siempre gane el mismo chaval. A estas edades es cierto que el desarrollo físico propio de cada niño es determinante: mientras unos pasan a cadetes con cuerpo prácticamente de hombre, otros –u otras, pues esto también es aplicable a niñas y además en mayor medida ya que se desarrollan antes- todavía están completamente por hacer. Esos factores genéticos y físicos son incontrolables.
Pero detrás de una temporada arrolladora también puede haber algo mucho más peligroso: un sobreentrenamiento. Es decir, estar cargando a ese niño con entrenamientos muy superiores al que su organismo puede soportar. Y esto es un problema grave. De hecho, cualquiera que siga las categorías de ciclismo base tendrá ya en la mente varios ejemplos de niños que iban muy bien, ganaban todo en infantiles o cadetes y luego, en juveniles, empezó a ser sobrepasado por otros. El factor desarrollo del que hemos hablado al principio influye porque nivela las fuerzas, pero el sobreentrenamiento suele ser la causa principal de este retroceso.
Por eso es fundamental tener claro que el objetivo de entrenar
Sobre todo a partir de infantiles, no puede ser la temporada actual, sino ir adaptando el cuerpo a lo que vendrá a largo plazo si el niño, cuando crezca, sigue con el deporte. En categorías base, como se viene manteniendo desde este espacio, lo principal es ‘jugar a la bici’ y pasarlo bien con ella.
El organismo necesita unos períodos de descanso para regenerarse, recuperar de las cargas de entrenamiento y, después, estar preparado para cargas mayores. Si con edad de infantiles o cadetes los chavales hacen demasiados kilómetros –hay muchos ejemplos de cadetes que hacen 120 kilómetros en sus salidas, cuando las carreras no sobrepasan nunca los 60- están limitando la capacidad de su cuerpo para responder a cargas mayores en el futuro, puesto que este kilometraje los lleva a límites para los que su cuerpo aún no está preparado. Como son muy jóvenes, recuperan y durante esos meses serán capaces de andar mucho e incluso aguantan todo ese año en forma.
Pero sólo ese año. Si mantiene los entrenamientos a ese nivel, pronto aparecerán las lesiones o, simplemente, dejará de progresar. Habrá acabado con su propia progresión antes de que su cuerpo madure. Por poner un ejemplo, es imposible que un cadete –o infantil- esté muy fuerte en febrero y siga estando igual en julio. De hecho, los profesionales planifican sus temporadas en picos de forma. Un ciclista de categoría base –desde escuelas a junior- debe estar siempre fresco y sólo durante un período muy específico del año tener un entrenamiento encaminado a mejorar su estado de forma, siempre centrándose en la diversión y para que sirva como costumbre para años posteriores.