Como casi todo lo relacionado con el ciclismo de montaña, las fat bikes o ‘fattys’ provienen de Estados Unidos. Estas bicis de ruedas gordas, fueron ideadas para rodar sobre nieve, en las zonas del norte de Norteamérica.
En un principio se concibieron para facilitar el rodaje sobre superficies blandas; de hecho, en lugares como Alaska se celebra alguna carrera de cierta notoriedad con este tipo de bicis. Por el tipo de neumático de amplísimo volumen, este tipo de bicis son ideales tanto para rodar por la nieve como por arena o dunas.
Lo que no nos imaginábamos es que al cabo de unos años, estas bicis se iban a poner de moda e iban a llegar a Europa y a nuestro país como una opción más del amplio abanico de posibilidades del mtb.
Dentro del campo de las MTB tenemos ruedas de 26, 27,5 y 29 pulgadas; pero con las fat bikes y sus enormes neumáticos se llegó a 3,5 y 4,5 pulgadas. Incluso algunas de las marcas de ciclismo de montaña más importantes decidieron lanzar su propio modelo de fat bike: Specialized, Trek, Canyon, Scott, Mondraker o Kona.
¿Cómo son las Fat Bikes?
Para quien no esté familiarizado con el tema, diremos que una fat bike es una bici de cuadro robusto y cuya principal característica es que permite un paso de rueda mucho más amplio de lo habitual. De este modo, podemos colocar unas ruedas y unos neumáticos mucho más anchos: de hasta 4,5 o 5”, cuando lo más ancho en otro tipo de bicis es 2,5”.
Las ruedas, por tanto, son el elemento esencial de las fattys, unas ruedas de llanta de 26”, pero cuyo gran balón hace que su circunferencia real para el pedaleo sea muy cercana al de una 29”. Ese gran balón, permite que estos neumáticos se lleven a muy bajas presiones, lo que hace un doble efecto: permite un gran agarre y amortigua los baches. Las fat bikes suelen ser bicis completamente rígidas, incluso en la horquilla, porque son los propios neumáticos los que hacen de suspensión.
Las fat bikes son bicis bastante más pesadas que otros modelos más convencionales. Sólo las ruedas pueden pesar unos 3kg cada una. Por tanto, no es la velocidad el principal atractivo que nos ofrecen las fattys. El punto fuerte de este tipo de bicis es, más bien, que ofrecen un tipo de diversión muy parecido al de una doble suspensión, incluso de gran recorrido, pero sobre un cuadro rígido y sin amortiguaciones. Digamos que a cambio de algo más de peso y de que cueste algo más de pedalear sobre ella (las fattys “arrastran” mucho en el pedaleo) tenemos una bici muy polivalente, a un coste asequible y de un mantenimiento aún más asequible. Eso sí, si optáramos por una bici de estas características, la velocidad dejaría de ser una prioridad en las salidas en bici.
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