Como estamos en tiempo de hacer entrenamientos preparatorios para lo que luego serán las carreras, desde este espacio hemos insistido constantemente en la importancia de los ejercicios de técnica. Como ya se ha explicado en varias ocasiones, la técnica tiene más beneficios cuanto antes se empiece a ejercitar para mejorarla. Y todo lo que no se aprenda cuando el niño está en sus inicios después va a ser mucho más complicado de conseguir. Por eso los meses de invierno son buenos para practicarla, pues muchos niños se inician en esto de la bici con el curso escolar.
El ejercicio que proponemos en esta entrada es además muy divertido. Se trata de realizar una carrera, pero a la inversa. Es decir: una competición donde el vencedor es precisamente el último que llegue a la línea de meta. Se puede hacer de muchas maneras, pero lo ideal es como en todo hacerlo de menos a más. Por ejemplo, en los primeros días se pueden disponer varias calles delimitadas con conos, que no sean especialmente estrechas ni anchas, de forma que los niños puedan ir despacio pero tampoco estén muy cómodos ante la amenaza de los conos.
Las únicas normas a cumplir son no salirse de la calle
No quedarse completamente parado –la dificultad está en avanzar muy despacio- y no poner pie a tierra. Es decir, que la única ‘herramienta’ para ir más despacio y ganar esa carrera debe ser la capacidad del ciclista para mantener el equilibrio. Fomentar una competitividad sana entre los niños también es positivo, ya que se convierte en un juego dinámico en el que todos tratan de dar el máximo. De hecho, la carrera se puede alargar todo lo que les permita su capacidad para ir avanzando despacio.
Una vez los alumnos hayan adquirido un nivel técnico más avanzado, se puede complicar la carrera poniendo obstáculos o pasos obligatorios en medio del recorrido. Un cono para pasar entre las dos ruedas, un estrechamiento –les obligará a mantener el equilibrio, el manillar recto y además no podrán ir muy rápido porque acumularán ‘desventaja’ con sus rivales-, y todo lo que se nos ocurra, también en función del espacio que dispongamos para realizar esta carrera invertida.
Se trata de un ejercicio sencillo que a medio plazo acaba dando enormes beneficios para las capacidades técnicas de los alumnos. Más que interesante, y más en estos meses de invierno. Tanto los chavales que practiquen carretera como los que se decanten por la bici de montaña lo agradecerán.