En categorías inferiores, pedir a los ciclistas que trabajen como un equipo es prácticamente una utopía. Por el ímpetu que tienen a su edad, es lógico que les cueste trabajo sacrificar sus fuerzas y ganas de mostrarse a sus familiares, amigos y en general a la gente que se acerca a ver las carreras, para simplemente hacer labores de gregario en favor de un compañero que se lleve los honores.
Pero es fundamental empezar
Ya desde pequeños, a inculcarles que ese es el secreto de este deporte. Que aunque no lo parezca, y precisamente a su edad es cuando por mor del desarrollo físico de cada uno puede haber más desigualdad, es vital trabajar como equipo para tener éxito en las carreras a las que se acude. O, al menos, para ir adquiriendo el aprendizaje que permitirá que, en el futuro, cada niño se convierta en un buen ciclista y los equipos puedan apostar por ellos.
El lanzamiento de los sprints es uno de los momentos de la carrera en los que más claramente se ve si un corredor se ha vaciado por su compañero o no. Es muy frecuente ver, en pruebas de niños, que desde los directores del equipo hayan trabajado antes una especie de tren de lanzamiento para su chaval más rápido. Cuando el lanzador acaba su trabajo, después también esprinta. Síntoma claro de que no había lanzado como era debido. El lanzador se debe apartar completamente exhausto, llegando a meta únicamente con la inercia. Pero a su edad, les puede más la ilusión de hacer un buen puesto que contribuir a un ente colectivo que personalizan en el compañero que ha ganado.
Además de los lanzamientos –la mayoría de carreras de infantiles y cadetes suelen terminarse al sprint, y en alevines son directamente sprints de uno, dos, tres o cinco kilómetros-, hay otros muchos aspectos que pulir para trabajar como equipo: que los ciclistas vayan más o menos juntos mientras estén bien de fuerzas, para poder reaccionar en bloque si hay algún problema. Defender la escapada de un compañero actuando como secante. Incluso llevar agua o dar una rueda –esto ya sólo en cadete y junior- al compañero.
Pero, por otro lado, los directores deben ser inteligentes y cambiar papeles entre los miembros del equipo en función del tipo de carrera. De manera que todos sean líderes y todos gregarios al cabo de la temporada, y hayan aprendido la función que tienen que hacer en cada papel. De esta manera habremos optimizado los meses de competición para que todos crezcan por igual como ciclistas. Y eso, a veces, también implica correr carreras sabiendo que se van a perder. Pero al fin y al cabo, ¿acaso no estaba claro que lo principal en estas etapas es el aprendizaje? Que un trofeo no nos nuble la vista y termine por echar abajo esa misión.