En los últimos años, el montaje de transmisiones monoplato en las bicis de montaña se ha impuesto en la mayoría de las marcas.
Pero, ¿es realmente lo más adecuado?
No hay que ser muy veterano del ciclismo para que muchos de los aficionados recuerden cuando las bicis de montaña montaban transmisiones con tres platos. Eran los años 90 y la mayoría de grupos del mercado rondaban las 8 o 9 velocidades, con lo cual era necesario combinar con esos tres platos para dotar a la bici del rango necesario de transmisiones.
Con el tiempo, las marcas han ido ampliando el número de coronas en el casete; alcanzado las 12v desde hace unos años, –incluso existe una transmisión de 13v de la marca española Rotor con un rango en el casete 10-52–. Esta amplitud en el cambio trasero ha permitido ir eliminando progresivamente los platos, primero de tres a dos y, últimamente, a un único plato en el pedalier.
Como casi todo en el ciclismo, estas innovaciones provienen del mundo de la competición, donde prueban y llevan al límite las nuevas ideas de los ingenieros y los responsables de producto. Aun así, cabe tener en cuenta que no todas las innovaciones que vienen del mundo de la competición ciclista no tienen una buena adaptación para el común de los aficionados. Es obvio que muchos de ellos tienen un nivel muy elevado, con lo cual se adaptarán mejor a esas importaciones; pero otros muchos (probablemente la mayoría) no son atletas especialmente dotados y necesitan un material adecuado a un nivel físico más modesto.
Pero volviendo a la bici, otro aspecto que explica el éxito de las transmisiones monoplato en mtb es que han servido para rebajar el peso de las bicis: algo muy apreciado por todos los aficionados (esta vez sí, sin distinción de su nivel). El peso final de una bici de montaña con monoplato se rebaja porque, aunque llevan un casete más grande y con más coronas, se elimina definitivamente el mando del desviado, el segundo plato, el cable, la funda… Y ya sabemos que unos gramos menos se valoran mucho en la bicicleta.
¿Es lo mejor el plato único?
Pero la pregunta clave es: para el usuario común, ¿es realmente aconsejable el uso de monoplano en mtb o es mejor el doble plato? Pues, como todo en el ciclismo, depende. El monoplato está bien para salidas relativamente cortas, con mucho sube y baja y poco terreno llano o de velocidad elevada. Recordemos que es un grupo diseñado para la competición, donde los ciclistas van a tope y usan el cambio constantemente y donde apenas hay terreno rodador o suave.
Otro elemento característico es que el monoplato necesariamente implica unos saltos de desarrollo muy grandes, especialmente en la zona alta del cambio, ya que se trata de optimizar el máximo las capacidades de esa transmisión. Esto afectaría a la cadencia y, probablemente la comodidad en el pedaleo, por ejemplo… En cambio, una bici de doble plato esas sensaciones de salto de desarrollo se atenúan notablemente. Además, un doble plato es más adecuado para largas distancia donde, por el cansancio acumulado, acabamos tirando del plato pequeño. Y, por supuesto, eso incluye el caso en el que queramos usar la bici mtb para travesías de varios días, equipados con alforjas o bikepacking. En todo caso, como todo en la vida, es cuestión de gustos o prioridades.