Enfrentarse al uso con los pedales automáticos es una de las decisiones más complicadas a las que debe enfrentarse un ciclista que empieza. Los pedales automáticos son una maravilla para los amantes del ciclismo. Estos dispositivos ingeniosos se conectan a la bielas de la bicicleta y te permiten fijar los pies de manera segura mientras pedaleas.
La gran mayoría de los ciclistas que ya llevan un tiempo dándole a los pedales suelen usar pedales automáticos. Sin embargo, los que se inician en el ciclismo suelen ser muy reticentes al uso de este tipo de pedales (con calas), ya que eso de ir fijado a la bici les provoca un notable miedo a las caídas, ya que en caso de perder el equilibrio no se ven capaces de sacar el pie del pedal.
¿Para qué sirven los pedales automáticos?
Es obvio que el uso de los pedales automáticos, tanto en ciclismo de montaña como de carretera, aporta muchas ventajas y por eso se ha generalizado tanto su uso. Los pedales automáticos permiten aprovechar mucho mejor la fuerza de nuestro pedaleo, nos mantiene en una posición fija sobre la bici, el punto de fuerza sobre los pedales siempre es la más adecuada, nos evita lesiones, se puede controlar mucho mejor la bicicleta… Desde que aparecieron en el mercado a finales de los ochenta, los pedales automáticos ha sido uno de esos inventos que han llegado para quedarse y sin apenas discusiones.
Para los neófitos en la materia, entendemos que eso de ir enganchado a la bici crea incertidumbre, sobre todo cuando aún no se controla del todo bien el equilibrio sobre la bicicleta. Unos pedales de plataforma, aunque prácticos y sencillos, penalizan mucho a la hora de pedalear, ya que el pie nunca apoya de igual manera sobre el pedal y no hacemos la fuerza necesaria para avanzar adecuadamente. Además, también supone cierto peligro, ya que si se nos resbala el pie de la plataforma podemos también caer.
¿Cómo iniciarse con pedales automáticos?
Primero deberías comprar unos pedales mixtos; es decir, unos pedales que por una cara son automáticos pero por la otra disponen de plataforma. Son más pesados que los pedales convencionales, pero permiten ir alternando las calas con las zapatillas convencionales y, poco a poco, acostumbrarse a su uso.
Otra manera de ir sobre seguro, es realizar las primeras salidas por terrenos sencillos, llanos y poco técnicos hasta que nos hayamos acostumbrado al mecanismo de enganche y desenganche.
De todos modos, es importante saber que todo el mundo se ha caído alguna vez cuando ha empezado a usar los pedales automáticos (especialmente en el mtb). Es algo casi habitual del ciclista, incluso el más experto puede caer en un momento dado si se despista. Lo que hay que aprender es que en ciclismo no pasa nada con esas caídas, ya que suelen ser a poca velocidad o prácticamente parados. Evidentemente, nos podemos dar un buen costalazo pero lo más que provocan ese tipo de caídas son las risas de los compañeros.
Es muy complicado que a velocidades más o menos altas o moderadas, la bici nos arrastre con ella en una caída. Hay que tener en cuenta que el mecanismo de enganche de los pedales automáticos está pensado para que se suelte cuando hacemos una fuerza prácticamente mínima. Esa fuerza, ni el gesto adecuado, lo hacemos cuando estamos casi parados, pero en caso de caída o movimiento brusco durante el pedaleo lo más normal es que el pedal se desenganche y nos deje los pies libres para apoyarnos o librarnos de la bici.
Por otro lado, recordad que prácticamente todos los pedales automáticos disponen de un sistema de apriete que permite ajustar más o menos la tensión del muelle de la cala, con lo cual podemos personalizar la fuerza necesaria con la que queremos deshacernos del enganche. Eso sí, recordad también que el uso de pedales automáticos requiere unas zapatillas específicas que permita colocar la cala en la suela.
¡Buena pedalada!
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