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Sillines para todos los gustos

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El sillín es una parte esencial de la bicicleta, el principal punto de apoyo del ciclista.

Es muy fácil que nos acordemos de la primera vez que hemos ido en bicicleta de verdad, el primer día que hicimos una o dos horas de ciclismo después de mucho tiempo, quizás muchos años después de haber pedaleado de niño… Es fácil de acordarse porque, lo más probable, es que al día siguiente nos doliera mucho el culo. Así es, el apoyo del sillín, el asiento de la bici, es una parte fundamental de la misma. La que soporta la mayor parte de peso del ciclista. Esto es aún más importante en los neófitos, puesto que suelen levantarse poco del asiento para pedalear.

Muchos sillines, muchos tipos de bici

Actualmente, el mercado de la bicicleta es tan variado que hay tantos tipos de sillín como de bicicletas. Los más ligeros y duros suelen ser los de competición o para gente ya curtida que puede pasar muchas horas pedaleando. No es que a esta gente no les duela el culo, pongamos por caso al cabo de tres horas, es que sencillamente muchos estarán tan acostumbrados a ese dolor y sufrimiento que saben sobrellevarlo. En cambio, los sillines para bicis más sencillas, de paseo o primeras bicis para ciclismo de montaña suelen ser más grandes, más anchos y más pesados, pero sobre todo más acolchados.

Y es que los tipos de sillín se pueden clasificar de muchas maneras: por su forma, por los materiales, por la anchura, por el acolchado… Por ejemplo, hay sillines duros que son en realidad para bicis de ciudad o de pasero. Son sillines de piel sintética o natural, de cuero, que con el tiempo se adaptan a la forma de nuestro trasero, pero que no tienen acolchado a pasar de ser para bicis de recreo. Dicen que hasta que no se adaptan a nuestra forma se sufre con ellos, pero que después con idóneos porque han sacado algo así como un “molde” de nuestro asiento. Bien es cierto que acierto que algunos de estos sillines, de aire clásico, incorporan unos muelles que los hacen más cómodos.

Para las chicas, los sillines suelen ser más anchos y más cortos. Tiene una punta más rebajada para que no les moleste en la zona delantera. En cambio, para los hombres podemos encontrar sillines con unas formas muy variadas, incluso en modelos de competición. Lo más habitual en los últimos años es encontrar algunos sillines con un amplio vaciado en la parte central. Se les suele llamar erróneamente antiprostáticas, aunque en realidad lo único que hacen es que, al eliminar esa zona de material, se supone que ejercen menos presión en la zona del perineo-prostática. De todos modos, en este punto hay muchas teorías, algunas contradictorias, puesto que muchos fabricantes aseguran que los bordes de ese canal vaciado, lo que provoca es una presión más concreta en la zona blanda.

Probarlos antes

En todo caso, lo que sí recomendamos desde aquí es que antes de cambiar de sillín intentemos probarlo. Las primeras sensaciones pueden ayudarnos mucho a saber si un modelo se adapta a nuestra ergonomía o no. Evidentemente, nos podemos equivocar puesto que es a medio y largo plazo cuando descubriremos si hemos acertado o no con la compra, puesto que el material cede con el tiempo y cambia de forma. Hay muchas marcas que, a través de su red de tiendas, disponen de sillines de test para ceder a los clientes. Es probable que nos hagan dejar una fianza antes de llevárnoslo, pero por norma general suele haber varios modelos disponibles. En el próximo artículo, hablaremos más de los tipos de sillines, la anchura de los isquiones y los materiales de fabricación…