El Angliru, quizás el puerto más conocido de La Vuelta, es considerado uno de los puertos más temidos del ciclismo mundial. El Mortirolo, Stelvio, Tourmalet, Mont Ventoux… Todas las grandes vueltas tienen sus puertos de leyenda, y el Angliru es el de La Vuelta. En este artículo, descubrirás todo sobre su origen como el reto legendario que es, y revivirás algunas de sus etapas más memorables en su reciente historia. Además, entenderás lo que hace tan especial a este coloso asturiano.
Si eres un apasionado del ciclismo y buscas conocer sus historias más recordadas, estás en el lugar perfecto. Te invitamos a seguir leyendo y sumergirte en la historia viva del Angliru en La Vuelta, que ya es mucho más que un puerto de montaña.
La historia del Angliru en La Vuelta
Hasta los años noventa, el Alto del Angliru era apenas conocido por ganaderos y cicloturistas asturianos. Consistía en un camino rural en la sierra del Aramo. Su latente dureza llamó la atención de la organización de La Vuelta a España. Tras promover su inclusión como final de etapa, el puerto fue finalmente asfaltado y presentado al gran público en 1999.
Ese año, en medio de niebla y rampas demoledoras, José María “Chava” Jiménez ascendió y venció al resto del pelotón, para convertirse en el primer conquistador del Angliru en La Vuelta. Adelantó a Pavel Tonkov justo en la línea de meta. Fue un momento que hizo que este puerto se estrenase por todo lo alto en el ciclismo profesional.
Desde entonces, el Angliru se convirtió en un desafío recurrente para los mejores escaladores del pelotón de La Vuelta. Su dureza extrema, combinada con un contexto climatológico cambiante (niebla, lluvia, frío), lo convirtió en una prueba de las piernas de cada ciclista, pero también de fortaleza mental.
Cada aparición ha sido, desde entonces, una nueva oportunidad de ver ataques y finales de etapa que quedarán en la historia del ciclismo.
Etapas del Angliru en La Vuelta para el recuerdo
1999. El debut
En su primera inclusión, José María “El Chava” Jiménez irrumpió desde la niebla y eclipsó a todos los ciclistas del pelotón, adelantando a Pavel Tonkov en los últimos metros. Fue una victoria que marcó el inicio del mito del Angliru en La Vuelta, retratada en las principales portadas de los periódicos y en la memoria colectiva de los aficionados. La dureza demostrada entonces fue lo que impactó tanto al público.
2002. Roberto Heras inmortaliza el muro
Volvía el Angliru a La Vuelta en condiciones extremas: lluvia, niebla y carreteras casi impracticables. Roberto Heras rompió el pelotón con una escalada demoledora, convirtiendo esa etapa en un duelo constante por mantener la mente fría durante la ascensión. La cima fue testigo de un ataque que definió su posición de escalador implacable.
2008. Contador impone su ley
Alberto Contador vivía su etapa dorada, y el Angliru fue escenario de su exhibición. Ganó con autoridad, tomó el liderato y mostró al mundo su dominio en los grandes puertos. Esa etapa reforzó su papel durante aquella temporada, y el Angliru y La Vuelta se convirtieron en su escenografía perfecta.
2017. Despedida del Angliru y de La Vuelta
En su última Vuelta, Contador regresa al Angliru para despedirse con épica, en la penúltima etapa de su carrera. Ganó entre lágrimas y aplausos, en un escenario que parece creado para cerrar triunfalmente su historia con el ciclismo. Fue una victoria emocional que conjuga su historia y leyenda.
2023. Roglič y tensiones internas
En la última edición del Angliru en La Vuelta, Primož Roglič se impuso en la ascensión, superando a su propio compañero Jonas Vingegaard. No fue solo una victoria deportivamente impactante, sino también cargada de dramatismo: dentro del Jumbo‑Visma se vivía una lucha a tres bandas que explotó en este puerto. El escenario fue una cumbre propicia para la táctica y la tensión entre los “3 líderes”.
Lo que hace único a este puerto de Asturias
El Angliru y La Vuelta son sinónimo de sufrimiento y de grandeza. Con “solo” 12,5 km, concentra una pendiente media del 10,1 %, pero alcanza rampas del 23,5 %, especialmente en tramos como la Cueña les Cabres.
El perfil de la subida es traicionero: los primeros 5 km promedian alrededor del 7 %, luego se viene una agradecida y breve bajada. A partir del km 6, comienza un tramo sostenido al 13 %, una pared constante que empieza a quemar las piernas. Los nombres como Les Cabres, Picones, Cobayos o Piedrusines son imperdibles de esta zona.
Sumemos a ello las condiciones climáticas de Asturias: lluvia, niebla, frío y viento. No es rara la imagen del pelotón escalando el Angliru en La Vuelta bajo el agua o atravesando bancos de niebla. En algunos años, como en 2002, el caos fue colectivo: ciclistas y coches patinaron, accidentes o el abandono de corredores como David Millar por seguridad.
Pero el Angliru y La Vuelta también regalan paisajes donde el verde parece abrazar el azul del Cantábrico. En días claros, la vista alcanza a los Picos de Europa, y los bosques asturianos ofrecen un marco natural brutal. Añade a esto la afición local: cencerros, pancartas y gente entregada.
Es por todo esto que el Angliru y La Vuelta ya no se entienden el uno sin el otro. Es un símbolo, una pared que resume lo que es el ciclismo: resistencia, estrategia, emoción y leyenda.
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