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Pitano, 82 años y disfrutando de la bicicleta

Pitano

Mediados de los años 30. Una bicicleta alquilada en Segovia por unos pocos céntimos y rodando cuesta abajo hasta el Camino Nuevo. Así es como Feliciano Martín Tejedor, más conocido como “Pitano” aprendió a montar en bicicleta.

Feliciano el mayor de siete hermanos, recuerda la dureza de una época en la que para tener repuestos y piezas tenían que atravesar Guadarrama hasta Madrid y volver a Segovia por el Puerto de Los Leones, con nieve lluvia o lo que se terciase. Eran carreteras que hoy en día serían consideradas poco más que caminos. “Las zonas con grava eran muy peligrosas, tu rueda podía quedar clavada y si estabas en una bajada salías por los aires ¡No sé cómo aún estoy vivo después de las caídas que he tenido y sin casco!” exclama Feliciano.

Feliciano Martín Tejedor

Cuando le preguntamos sobre esta época romántica del ciclismo, donde era el deporte más popular en el país, Feliciano nos dice que todos los pueblos celebraban competiciones ciclistas pero que era bastante fácil terminar en la cuneta a manos de los lugareños. “En varias ocasiones, habiendo sido primero, me descalificaban diciendo que era un profesional sólo porque llevaba culotes. Menudas jugarretas te hacían si no eras del pueblo”. Y es que según él afirma, era una época muy dura y el premio solía ser una ristra de chorizo y a veces 25 pesetas. “Pinchábamos frecuentemente pero reparábamos las ruedas, las pegábamos y cosíamos. Antes todo se podía arreglar, los cuadros los podías enderezar con calor ¡Ahora las cámaras de rueda son como de preservativo, ya casi no se pueden reparar!”

Pitano nos dice que hoy todo ha cambiado mucho

Pero sin nostalgia de tiempos pretéritos. Comenta que la gente es muy educada, las carreteras muy buenas y las bicicletas son mucho mejores. “Mi primera bici buena me la hizo Otero, pero tuve muchas otras, la primera fue una CIL, luego llegaron Orbea, BH, Macario, una Alan de Carlos Melero del equipo Teka, que ahora está en el museo de la Bicicleta de Alberto Gómez, en Segovia… Éramos siete hermanos y las bicicletas pasaban de uno a otro como los trajes de comunión”

Inició  en el ciclismo a José Luis de Santos, que más tarde fuera corredor del Banesto. Una de mis mayores alegrías fue verle ganar el Circuito Montañés” afirma emocionado Feliciano. Es además socio fundador del Club Ciclista 53-13 de Segovia donde también coincide con el gran Perico Delgado.

Ciclista Pitano

Cuando le preguntamos por el futuro del ciclismo es rotundo. “Siempre sale gente, en Comillas hay dos grandes promesas, los hermanos Diego y Pablo Noriega. Son dos chicos que darán que hablar. Otro que ya está enfilado es Carlos Verona” al que le augura un prometedor futuro.

Feliciano es un hombre de mundo. Ha vivido en Francia, Alemania, Suiza, y actualmente se le puede ver rodando casi a diario por las carreteras de Cantabria. Vive en un barrio de la preciosa villa cántabra de Comillas y por allí se le conoce como el Pantani de Trasvía.

Es envidiable la energía y optimismo que desprende Pitano, la verdad es que a todos nos gustaría llegar a esa edad con tanta vitalidad. Sin duda la bicicleta ha sido para él una gran aliada. “Lo importante es salir siempre que se pueda y saludar a todo el mundo”.

De mayores, queremos ser como Pitano.