Ya es un tópico el relacionar el ciclismo urbano con Países Bajos y más concretamente con Amsterdam. Pero esta situación ideal no siempre fue así.
El caso neerlandés es ya epítome de un modo de movilidad sostenible y poco contaminante con la bici como protagonista. Pero lo que muchos no saben es que esta historia casi perfecta, tuvo un principio. No siempre hubo bicis en Armsterdam, no siempre se priorizó el ciclismo urbano como modo de transporte. En un momento dado del siglo XX, la ciudadanía se movilizó, las autoridades se pusieron manos a la obra y se implantó la bicicleta como el principal modo de transporte.
En un país pequeño y en el que el espacio, el terreno, es un bien escaso el uso masivo del automóvil, aunque fuera incipiente como en las primeras décadas del siglo XX, suponía un problema. La proliferación de los vehículos a motor provocó una problemática que las autoridades, auspiciadas por los movimientos sociales, decidieron solventar favoreciendo el uso de la bicicleta.
Quizás el inicio de todo este proceso podría situarse al acabar la Segunda Guerra Mundial. Años de grandes inversiones, operaciones urbanísticas, especulaciones, desarrollismo a veces desmesurado… Muchas de las ciudades europeas habían sido devastadas por por bombardeos y se quiso aprovechar la ocasión para incentivar el uso del automóvil y el transporte motorizado. Las ciudades se rehacían, a veces a ritmos acelerados, y el coche ganaba terreno… había dinero, los trabajadores también ganaban cada vez más y el automóvil se estaba convirtiendo en algo necesario y un bien que mostraba estatus y prosperidad.
La crisis del petróleo como detonante
Sin embargo, en los Países Bajos se revirtió la situación. A mediados de los años sesenta y especialmente a partir de la crisis del petróleo de 1973 (escasez y encarecimiento de la gasolina), la ciudadana empezó a presionar por recuperar espacio para peatones y ciclistas. También fomentó la movilización ciudadana el hecho de que la accidentalidad urbana iba en aumento, con atropellos mortales de niños en muchos casos. A principios de los años setenta el uso de la bici urbana como medio de transporte era solo del 6%.
Pero todo cambió a mediados de los setenta. Las autoridades aceptaron el encargo y el objetivo de las protestas. En cierto modo, pasó algo similar a lo que nos ha sucedido ahora con la Covid19. La crisis del petróleo desalentó el uso del coche, las calles se vaciaron y se llenaron de bicis y peatones… Eso lo vimos en España y otros países europeos el pasado mes de abril y mayo. La diferencia es que en muchas ciudades de los Países Bajos esa situación excepcional pasó a ser permanente. Hasta conseguir que actualmente la bicicleta de carretera sea, de largo, el principal medio de transporte en este país. En este vídeo explican muy bien cómo fue ese maravilloso precioso.